¡Feliz y santa Navidad!
23/12/2022La Estrella de la Ilusión de la Cabalgata del Ateneo recibe su tiara
02/01/2023El papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy sábado, 31 de diciembre, pasadas las nueve y media de la mañana, en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, a los 95 años. Desde hacía ya varios días el estado de salud del Papa emérito había ido empeorando debido al avance de la edad, tal y como había informado la Oficina de Prensa Vaticana actualizando la evolución de la situación.
Encuentro con Benedicto XVI
Con motivo del 450 aniversario fundacional de nuestra hermandad, en octubre de 2010 un grupo de hermanos, con el entonces hermano mayor, Manuel Domínguez del Barco, al frente, peregrinó a Roma como broche de oro a los actos organizados por dicha efeméride.
Durante la audiencia general, celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano, Manuel Domínguez del Barco entregó a Benedicto XVI una cartela del vía crucis realizada por el imaginero José Antonio Navarro Arteaga. Asimismo, mostró una estampa de María Santísima de la Estrella a Su Santidad, quien quedó maravillado por la belleza de nuestra Titular.
N.H.D. José Jesús Pérez Álvarez narraba de esta manera ese momento en la Revista Estrella de 2011:
Hay católicos más papistas que el Papa, pero la sucesión de pontífices va dejando huellas en la historia personal de cada uno, que se agigantan con el recuerdo: Juan XXIII, Juan Pablo II,… Benedicto XVI llegó con etiquetas de trazo grueso (guardián de la ortodoxia, Papa de transición), una timidez poco mediática y un nombre de difícil rima. Sin embargo, se acrecienta la sensación de que su pontificado no va a pasar inadvertido. Es otro estilo. Se reconoce su talla intelectual, su empeño en el ecumenismo, su calidez en las formas y hasta su carisma en las visitas pastorales. Y está impactando al mundo con sus “sorpresas tranquilas”.
La nuestra llegó de sus labios. Ante más de cuarenta mil fieles, dijo su nombre. En la plaza del obelisco, de la columnata, de la cúpula, la de la fumata blanca, la del balcón, dijo Su nombre. Y desde entonces ya sabemos que lo que abren las llaves de nuestro escudo pontificio es el corazón de Triana. Desde entonces, es el Papa de la estampa, del piropo en italiano con el que ponía otro candado en el puente de Triana: ¡Oh Madonna bella, bellissima!
Pincha en la imagen para acceder a la Revista Estrella 2011